TODO ES MÁS BONITO


Ahora que el mundo se ha parado allí fuera, mientras nosotros estamos dentro, la naturaleza se abre camino y en cierta manera, todo es más bonito.

En las noticias dicen que la contaminación ha bajado, el cielo es más azul, también se ven las estrellas. Las redes van llenas de imágenes de animales salvajes paseándose por las ciudades y pueblos, en Barcelona se escuchan los pájaros cantar y el agua del mar es cristalina.

Parece que, de algún modo, al parar la vorágine de vida que llevamos controlada por los horarios, las obligaciones, las exigencias, hemos recordado lo que es vivir. Valoramos cuando el día es soleado y absorbemos vitamina D como girasoles, disfrutamos sentir el aire en la cara cuando salimos para ir al supermercado, recordamos la importancia de las relaciones personales, leemos, hacemos música, escribimos… A más de uno nos ha ido bien este parón para recuperar fuerzas y dedicar tiempo a la vida contemplativa. 

Estamos descansados, hacemos ejercicio, recuperamos viejas aficiones, nos preocupamos más los unos por los otros, empezamos a saber en qué orden poner nuestras prioridades.

Parecería, por un momento, que estamos mejor.

Leía el otro día en las redes a alguien que decía que no necesitaba este parón para dedicar tiempo al conocimiento personal. En cambio, yo creo que siempre es un buen momento para aprenderse un poco mejor. 

En momentos como este en los que toda estructura vital que podíamos tener se congela y la incertidumbre de nuestro futuro sobrevuela nuestros días, hay que estar fuertes para sobreponerse y si fuera necesario, reinventarse. Y para ello, es imprescindible, conocerse.

Algo que suelo decir es que hay que ser la mejor versión de uno mismo en todos los ámbitos de la vida y trabajar en ello puede ser una buena forma de empezar. No todos los días se puede ser un diez en todo, eso es evidente, pero ya que tenemos tiempo dediquemos parte de él a alimentar la ambición - palabra que no acaba de entenderse como algo positivo pero que para mi, sin duda, lo es - ambición para ser mejor persona, mejor profesional, mejor amiga, mejor compañera de vida, mejor padre, mejor madre; mejor.

No creo que debamos salir por la puerta igual que como entramos, debemos ser mejores en algo, por pequeño e insignificante que nos parezca. Porque la realidad es que no se ha parado todo allí fuera y esos pequeños cambios son los que nos permitirán avanzar en el nuevo mundo.

Siempre es difícil ponerse en el lugar del otro, y por mucho twitter que leamos, por muchas noticias con cifras que veamos, por muchos aplausos que lancemos al aire, cuesta hacerse a la idea del nivel de gravedad de lo que pasa ahí afuera. Es grave y es doloroso.

Así que, ahora no todo es más bonito, desde luego. Y la cuestión es si aprenderemos algo y sabremos hacer que sea más bonito.

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