NOSTALGIA


Imagino que a todos nos a pasado, algunos muy pronto y otros más tarde, pero todos hemos sentido que ya teníamos suficiente de esta situación. Cada uno con su estado de ánimo predominarte; con tristeza, con depresión, con rabia, con dudas, pero la cuestión es que estamos cansados.

Hoy bajando en coche de vuelta a mi casa, iba escuchando música y pensaba que lo que más me apetecía en ese momento era seguir conduciendo, un buen rato. En otro momento los habría hecho 40 km dirección sur. Pero, no se puede. He llegado a mi casa, he apagado el motor y he esperado a que terminara la canción que sonaba para bajarme del coche.

Esto me ha generado una sensación de encierro muy incomoda. De aquellas en las que si no lo piensas, las nuevas rutinas que se han creado nos llevan por la corriente del día a día y no nos damos cuenta. Pero, que, si te paras a pensar, te sobrecoge un sentimiento claustrofóbico de vivir en una especie de ratonera a pesar de poder movernos por la ciudad.

Yo misma me alegraba hace unos días de las ventajas de la situación. De no tener que hacer tantos quilómetros en coche todos los días, de ir más relajada, de tener tiempo para leer, de la eficiencia de las reuniones por videoconferencia, de reírme un rato con amigos haciendo un vermut a distancia. Imagino que es un tema de adaptación animal, esto es lo que tenemos, y hay que vivirlo como se pueda. Y sinceramente creo que es la forma acertada de tirar adelante ante la adversidad.

Pero a la vez, hay un sentimiento de nostalgia permanente, a veces superficial, a veces más profundo. Y si os fijáis, nos pasamos el día; ¿Te acuerdas de esas croquetas que comimos en ese cumpleaños?, ¡Oh! Los mejores tacos de Barcelona, ¡Uff! Cómo echo de menos tomarme un buen Dry, ¡Qué ganas de ... (poner vuestros placeres aquí)!

Y así vamos, nostálgicos perdidos.

Con ganas de poder decidir, con ansia por salir de la ciudad de fin de semana, queriendo juntarnos con gente, perder el tiempo en una terraza, tumbarnos en la playa…

La nostalgia es para mí como la melancolía, un concepto que se entiende en negativo pero que aporta muchas cosas positivas. Nos permite recordar todo lo bueno, nos da esperanza de recuperarlo y nos hace pensar y unir cerebro y corazón. Nostálgicos perdidos andamos a la espera de que nos den el visto bueno.

En mi caso, no me gusta mucho hacer planes a largo plazo, siento que me limito, que me comprometo con algo que quizás llegado el momento no me apetecerá, no se si a alguno de vosotros os pasa. Como pensar en enero en el viaje de agosto. Me cuesta. Y estos días tengo un sentimiento similar.

Se escucha mucho la pregunta “¿Qué es lo primero que harás cuando todo esto termine?” y yo, la verdad, no tengo respuesta. ¡Y yo qué se! Haré lo que en ese momento me apetezca. Seguramente, salir corriendo sin dar muchas explicaciones, justamente algo que ahora, no podemos hacer.

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Comentarios

  1. .a eso se le llama libertad!, Física o mental pero libertad, poder hacer lo que te apetezca...

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